jueves, 9 de junio de 2011

El conejo y su trébol.

Seamos claros: el petit point es como el hermano tonto del punto de cruz. No hay que calcular cuántos puntos tiene el cuadro por alto y por ancho para que el trozo de panamá no se quede corto y esté bien centrado, el patrón viene pintado en el cañamazo y si algo no cuadra no hay por qué volverse histéricos buscando el error en los mil puntos que ya has dado. O eso es lo que parece.

Lo que en principio es una ventaja se puede convertir fácilmente en una pesadilla. Una pesadilla a la altura de las circunstancias, o sea, pequeña.

El dibujo ya impreso en el cañamazo no tiene por qué ser "exacto". Es decir, en el punto de cruz los puntos que hay que dar están en los patrones tal cual hay que darlos, pero aquí, al estar pintado, quedan colores en lo que podríamos llamar "tierra de nadie". En paisajes de playa, plantas, etc. no tiene mucha importancia, pero en animales, personas o, no sé, muebles es un coñazo.

Cuando hice mi primer mini-cuadro, el pato, me puse a coser como un alma libre. Aparte de hacerle una cabeza bicolor y dejarlo flotando entre dos aguas sin ningún tipo de gracia, le hice la forma a mi manera. De la manera equivocada, quiero decir.



Hice el pico y algunos bordes de la cabeza con medio punto de medio punto. Algo que hace que el dibujo quede exactamente perfilado por el hilo pero que da un aspecto horrible al resultado final. Eso nadie me lo dijo, pero no me costó demasiado entender que no podía ser así. Si realmente lo era, el petit point era el mayor despropósito estético que se podía hacer con las agujas. Y mirad que hay cosas...

A los 6 años mi percepción sobre el mundo y las personas que lo habitaban no era la que tengo ahora, lo que me permitió apostar por la Humanidad y sus buenas intenciones. Acepté el error como mío y le di una segunda oportunidad al cañamazo pintado.

Mi madre consideró oportuno que siguiera practicando con cosas pequeñas y volví a coger un cuadro del mismo tamaño que el anterior. ¡Pero nada de kits! El tapiz venía solo y yo me encargaría de escoger los colores por mi propia cuenta y riesgo.

Me llevé a casa un conejo tímido con un trébol y en poquísimo tiempo lo terminé. Tenía muchas ganas de enseñarlo acabado y una ilusión tremenda porque éste sí que estaba bien hecho. Ni medios puntos de medios puntos, ni colores diferentes para las mismas cosas. Un conejito que no tendría que seguir viviendo por el resto de sus días en el fondo de ningún costurero.


Por si fuera poco, había conseguido lo que yo creía que era el objetivo de cualquier artista: ver enmarcada su obra. Ha pasado por varias paredes de mi casa, hasta acabar en mi habitación, justo debajo del único cuadro hecho a punto de cruz que he hecho para mí. No es especialmente bonito, pero le tengo muchísimo cariño y cuando cambie de casa se tendrá que venir conmigo.

No seáis demasiado críticos con el conejito. Con él aprendí a hacer los puntos completos, como debía, y a darme cuenta, una vez enmarcado, de que si no hacías todos los puntos iguales los más apretados quedaban feos y los más sueltos se aplastaban contra el cristal. Además, su trébol sólo tiene tres hojas.

7 comentarios:

  1. WTF! ¿Cómo me has encontrado? ¡Por cierto que te llamé para agradecerte a Leo, pero has decidido odiarme y no cogerme el teléfono!

    Me gusta ese conejo, que sujeta el trébol con pasión. ¡Seguro que es tan suave como Chicho! Y al margen, ojalá yo supiera saber hacer algo, artísticamente hablando. Ardid dibuja, tú haces estas maravillas, y yo… yo… yo mejor que no veas nada dibujado/cosido por mí. :)

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  2. ¿Eras tú? :O El día de la visita "sorpresa" me llamó Laura con tu número y también otro teléfono que no conocía. Creía que había puesto BIEN tu nombre donde debía :__

    Bueno, de artístico, realmente, esto tiene bien poco. Si al menos diseñara mis propios patrones... todavía, pero así no se puede tener más mérito que el de la paciencia.

    P.D.: Te he encontrado siguiendo el perfil de su señora! :D

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  3. Yo le sigo buscando defectos al pato....

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  4. Por diox Gabbo no me des MÁS razones para matarte ó_ò

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  5. No puede haber nada peor, en absoluto. Porque las ancianas, después de haber pagado y mientras el cajero/a intenta atender al siguiente cliente, se dan la vuelta indignadas y, restregándole el tiket por la cara, le dicen "¡¡Allí ponía que el pan costaba 0,39 y me ha cobrado 0,40!!"

    ¿Te suena?

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  6. Nunca hice petit point. Como el hilo es más gordo, sólo se cose en un sentido ¿no? Pese a tus críticas del pobre pato, creo que está genial. Aunque es cierto que en el conejo ya parece que le pillaste el truco. :D ¿Qué vino después?

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  7. Marduk, después vinieron unos patos (cisnes negros) que ya os enseñaré :)

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