miércoles, 6 de julio de 2011

Artistas reales.

Contenta por mis últimas adquisiciones ponyles, me dio un arrebato innovador y pedí públicamente en La Comunidad MPP una nueva firma. 


Suelo mendigar avatares y firmas de vez en cuando y mis proveedoras oficiales son LauraMSS y Mir. Esta vez LauraMSS contestó primero y le tocó trabajar bajo mis estrictas directrices: 


"un baby DB?? *.* lo sencillo que tú quieras y como te apetezca"


Y el resultado ha sido éste:




Es un baby Dancing Butterflies, el baby de mi pony favorito. Lo peor de todo es que el dibujo es mucho más bonito que el pony que representa en realidad. Y lo mejor: que los dos son ya míos :)


Como soy una jeta, pedí la firma con todo el morro y la he conseguido gratis, como un regalo. Pero como también soy moderadamente moñas y una fan incondicional de LauraMSS he pensado que estaría bien hablar sobre ella y sus trabajos aquí. Yo no lo veo como publicidad sin más. Lo hago desde la admiración y el agradecimiento infinito. Y en concepto de pago por la firma (si cuela *cofcof*) o como una parte de mi CV por si quiere contratarme como asistente personal.


Os estaréis preguntando: "¿Tanto revuelo por un bicho amarillo con alas? Esta tía es una exagerada." Que soy una exagerada es tan cierto como que el sol existe hasta el día que se apague y todos inclinemos el pico, aunque yo prefiero definirme como una chica pasional y entusiasta que cuenta las cosas tal cual le salen sin pasar ningún tipo de filtro. Pero en este caso tenéis que creerme: LauraMSS no sólo dibuja ponys y no sólo los dibuja para mí.


Seguramente cuando lea esto querrá matarme, pero mientras estoy aquí, creando esta entrada, ella vive en la ignorancia y puedo contar lo que quiera. Una vez publicado emigraré al Tibet y os enseñaré cuadros de monjes calvos hechos a punto de cruz cuando el wifi llegue.


Ahora que estoy metida en este tinglado de forma totalmente voluntaria e inconsciente no sé muy bien cómo seguir. Nunca he dedicado una entrada a hacer una reseña sobre alguien al que quiero dejar bien. Así que me sacrificaré y asumiré que este miedo a la hoja en blanco lo estoy sufriendo por ser buena, aunque todo iría mejor si quisiera hundirla en la miseria. 


Espero que, al menos, los que hayáis llegado hasta aquí tengáis la curiosidad suficiente como para querer saber cuáles son sus dibujos, si hace cosas bonitas y si colorea sin salirse de la línea. Para comprobarlo, podéis visitarla en diferentes páginas:


Facebookhttp://www.facebook.com/LauraMSS.86

DeviantArthttp://lauramss.deviantart.com/

Muchos de los dibujos y diseños podéis comprarlos en forma de taza, chapitas, camisetas, etc. en su tienda on-line en: http://www.cafepress.com/LauraMSS_Shop 


Y, por último, su tienda de ropa pintada a mano, Milady's Cornerhttp://miladycorner.blogspot.com/, donde a mí me han salvado la vida en un par de ocasiones haciéndome camisetas que he regalado a Ángel en Reyes y en su cumpleaños.


Para una madre es casi imposible decantarse por un hijo como favorito. Al no tratarse de mis hijos, me siento plenamente libre para hacer una selección de mis dibujos favoritos hechos por ella:


Lápiz:












Acuarela y tinta:
























Digital:










Y mi favoritísima de este último grupo: un petirrojo con cara de listo que de bien coloreado parece hecho al óleo:






Como favorito y velando por el futuro camisetil de Threadless lo he votado para que forme parte del elenco de diseños que hay en esa página. Las votaciones aún están abiertas, así que si a vosotros también os gusta y queréis llevar al petirrojo con cara de listo en una camiseta sólo tenéis que registraros en la página o, simplemente, loguearos con vuestra cuenta de facebook para votar: 


http://www.threadless.com/submission/351589/Little_robin

Yo le he puesto un 5 y, además, he clickado en la opción "as a tee". Tenéis dos días para votar, si os gusta :)


Con este post creo que voy a inaugurar la etiqueta "artistas amigos". No creo que éste sea el último en el que hable de LauraMSS y, por supuesto, conozco a varias personas que también hacen cosas alucinantes dignas de ser conocidas por el resto del mundo. Además, ¡algo me tendré que inventar para poder seguir posteando cuando no queden más cuadros en mi casa hechos por mí!


Con esto os dejo hasta dentro de unos días. Ya he hecho fotos del próximo cuadro que me apetece enseñar. Rezad a Los Siete para que las imágenes se carguen vía móvil en el Tibet. 

viernes, 1 de julio de 2011

Mi nombre y otras manías.

De todos los tipos despreciables de personas hay uno en concreto que por muy poco no es el peor de todos: los padres que ponen nombres compuestos a sus hijos. 


Siempre he defendido la idea de controlar la reproducción humana porque que dos personas estén en plenas facultades físicas para concebir un retoño, no indica que también lo estén mentalmente. Las Autoridades deberían encargarse de regular quién puede y quién no puede tener un hijo con el fin de librar al mundo de niños maltratados y/o abandonados, niños analfabetos, niños maleducados y niños con nombres compuestos, entre otras cosas.


A los que estén pensando que soy poco menos que una loca nazi: ¿se os ocurre un acto mayor de crueldad gratuita que llamar a un bebé Juana Vicenta o Pedro Sebastián? Porque a mí no. Querer honrar el nombre de tus abuelos fallecidos componiéndolo como el nombre de tu futuro hijo no es otra cosa que una putada a un ser indefenso que aún no ha hecho nada para merecer algo así. Porque un nombre te acompañará siempre y formará parte de tu identidad, quieras o no.


Yo estoy especialmente sensibilizada con el tema porque fui una de esas afortunadas que heredó el nombre de su madre: María del Carmen. No es especialmente feo, pero es demasiado común y tan largo que lleva implícitas una serie de abreviaturas que, uhm, apestan. No me gusta que me llamen María, ni Carmen, ni Mariadel (¿qué clase de persona enferma ideó algo así?), ni Maica, ni Mamen, ni Carmenchu. Podría decirse que lo que no me hace gracia es que me llamen, directamente, pero eso no sería del todo cierto.


Desde que recuerdo me he presentado como Mari Carmen. Hace muchos años la gente con la que iba al colegio/instituto me llamaba Mari de forma generalizada y no me molestaba. Después, cuando empecé a relacionarme con más gente desarrollé la incapacidad de asimilar que cualquiera pudiera llamarme así. Mari sólo me llaman mis padres, mi novio y gente de mucha confianza. Cuando alguien que no está en ese pequeño círculo me llama de ese modo me suena tan raro que parece que no estén hablando conmigo, así que automáticamente se activa mi cara de ¿Qué crees que estás diciendo? y suele funcionar para el futuro.


En la Mari-Época una de mis tías me regaló un kit de punto de cruz para bordar mi nombre. No era el típico nombre en el que hay una inicial más elaborada y un montón de letras normales detrás. Éste llevaba un motivo totalmente independiente y el nombre estaba situado abajo, a modo de firma descomunal. 



No me digáis que el osito de peluche no es súper mono. Me gusta mucho la combinación de colores en general y la expresión de bonachón que tiene el osito sujetando su petate nocturno. Siempre he tenido debilidad por la luna y me parece que la forma de ésta quedó bastante bien. También me gustan las estrellas y cómo se ven a lo lejos. 


Es una pena que la foto sea tan mala, pero el cuadro está colgado en una pared en la que no termina de entrar la luz natural. El flash rebotaba en el cristal, así que tuve que hacerla sin flash y con el zoom para que no tuviera una forma rara. 


Creo que fue el segundo cuadro que hice a punto de cruz, por lo que estoy muy orgullosa del resultado final. Sobre todo de cómo quedó la expresión de la carita al repasarla.


Como véis pone Mari y no Mary. Por alguna extraña razón, la mayoría de gente que ha visto este cuadro me ha preguntado con cierto asombro "¿Por qué pones tu nombre con i latina?" ¡Como si hubiera otra forma correcta de hacerlo! 


No me gusta nada que la gente decida llamarme Mari de un día para otro sin conocerme prácticamente de nada y mucho menos que me encasquete algún diminutivo de los que he hablado antes. Pero lo que sí que no soporto es recibir una carta a nombre de Mary, ver Mary en un e-mail o descubrir que soy Mary en la agenda de un móvil.


Para terminar os enseño el compañero de pared que tiene el osito de peluche dormido en la sonrisa de la luna:



Prometo una foto mejor para cuando tenga tiempo, ganas y haya una luz decente. Pero no puedo prometer nada acerca de mis manías ;)

sábado, 25 de junio de 2011

Hello Kitty (II -bis)


Así es cómo queda después de haberse secado pegadito en la pared. Obviamente, necesita un buen planchado final y entretela, pero cuando los tendía con pincitas o los dejaba colgados el resultado era mucho peor.

Esta tela de panamá tiene un cuadrito bastante grande. A mí me gusta mucho para hacer motivos infantiles y cosas relativamente sencillas porque se queda todo muy limpio. Al ser más grande, los puntos se quedan más uniformes y prácticamente todos son iguales. Cuando es más pequeño la cruz queda menos definida y con un aspecto más tupido.

Hace años que una de mis tías me trajo una bolsa de este mismo panamá. He hecho bastantes cosas con él y la bolsa sigue llena. No quiero ni imaginar los metros que habría ahí dentro ¡y los que quedan!

Cuando escribí el primer post de esta Hello Kitty ya había quedado con la mami para ir sobre las 7 de la tarde. Después de comer aún no lo tenía enmarcado, ni siquiera planchado. Pero bueno, aún faltaban más de 3 horas y era tiempo más que suficiente.

Esas 3 horas fueron las que tardé en ducharme, vestirme, arreglarme el pelo y maquillarme. Siempre ando recriminándole a mi novio que parece una chica, porque tarda en componerse mucho más tiempo que yo, así que aún no entiendo qué pudo pasar ese día para consumir tantísimo tiempo en algo que no me suele llevar más de media hora.

Acostumbrada a ser veloz y eficaz el tiempo iba pasando frente a mis narices sin que yo fuera consciente, hasta que un pequeño pitido del móvil me devolvió a la realidad. Era un toque de la amiga con la que había quedado en recogerme para ir a casa de Paola.

¡¡Mamá, RÁPIDO, plancha eso!! ¡¡¡AHORA!!!

Mientras ella se recreaba en el planchado yo corría como una loca con el limpia cristales, papel, un trapo y el limpiamuebles. Se ve que los señores que se encargan de plastificar los marcos para venderlos se toman tanto tiempo que el polvo se cuela y se queda ahí hasta que alguna desgraciada con mucha prisa lo necesita. Con el cristal me corté la yema del dedo índice izquierdo, pero conseguí dejar todo limpio, como quería, y enmarcarlo sin manchar nada de sangre.

Cuando ya estaba preparada para meter el cuadro "a pelo" en una bolsa recordé que, hacía tiempo, había comprado un papel de regalo muy mono con animales rechonchos que parecían celebrar un cumpleaños. Sólo faltaba ponerle una piruleta al paquete y salir corriendo escaleras abajo.


A las 19:04 estaba en la calle, esperando a que me recogieran antes de morir desintegrada por el calor.

"Estoy esperándote abajo, en la puerta de mi casa"
"Pues hasta dentro de una hora no voy porque me ha dicho que mejor a las 20:00"

Me sentó como una patada con una bota de acero en los riñones, pero al menos pude curar mi dedo tullido, beber agua fresca y volver a peinarme para dejar de parecer Chewbacca con sandalias de tacón.

Al llegar, POR FIN, a su casa, eran más de las 20:10 y yo ya me tenía que largar echando chispas porque en menos de 20 minutos comenzaría el acto de graduación de Ángel.

"Mira, le he hecho esto a Paola." -le dije extendiendo mi brazo para darle la bolsa con el regalo.
"Toma Paola, ábrelo."
"No, ábrelo tú. Es un cuadro que le he hecho a punto de cruz y se le puede caer."
"¡Qué bien! ¡¡UN NOMBRE!!"
"..."

El final feliz es que a la niña le encanta Hello Kitty y tiene un montón de cosas de la archifamosa gata. ¿Cómo iba a pensar que la madre quería un nombre? ¿Quién quiere nombres? ¿Soy la única que piensa que a la gente no le gustan? A mí me gustan algunos porque los diseños de las letras mayúsculas son muy monos (¡he visto algunos con dinosaurios!) pero para regalarlo me da corte porque siempre pienso que nadie los querrá.

El único cuadro de punto de cruz que he hecho y conservo es el de mi nombre. Pero es MI nombre y lo hice hace dos millones de años luz. Por favor, si a alguien le gustan los nombres que lo diga fuerte y claro para tenerlo en cuenta en un futuro lejano como mero dato informativo.

Gracias.

Y ahora me voy corriendo. ¡Llego tarde otra vez!

jueves, 23 de junio de 2011

Cisnes negros.

El verano del 98 fue un verano difícil.

Mi abuelo murió la noche de San Juan y con su pérdida me quedé sin abuelos maternos y la persona que más he admirado jamás.

Él tenía más de 40 años cuando mi madre nació, así que cuando yo llegué tenía casi 70. Siempre he tenido envidia de mis primos mayores por poder haber vivido cosas con él que yo nunca he podido vivir. Con 70 años mi abuelo ya era viejo y, aunque ha salido conmigo a pasear y me ha llevado a tomar batidos de chocolate, no me ha podido subir en su coche para llevarme a ver su huerto, a pescar cangrejos o a merendar en el pinar.

Al menos, él vivió siempre en la planta baja de mi casa (la que antes fuera suya). Mi abuela murió cuatro años antes y desde entonces vivía "solo". Nunca le ha gustado invadir la intimidad de los demás ni dejar de disfrutar de la suya. Así que por mucho que mis padres insistieran en que comiera y cenara con nosotros, él prefería comer abajo, solo, viendo las noticias y fumándose un cigarro.

Para su edad era bastante ágil y podía subir y bajar escaleras con relativa facilidad, pero yo me encargaba de bajarle la comida y la cena. Era un hombre de manías y de costumbres. Cuando descubría que la codorniz al horno le gustaba más de lo que recordaba de la última vez, no comía otra cosa durante semanas e incluso meses. Y ahí estaba yo, bajando todos los días la codorniz al horno con patatas que él demandaba. En mis años de camarera tuve un único desliz en el que sólo sufrió la codorniz mientras iba dando botes de un escalón a otro hasta terminar estampada en el suelo. Y mi abuelo, que para cubrirme la tiró y se quedó sin comer, como si nada hubiera ocurrido.

En esas manías y costumbres no puedo negar que he salido a él. Cuando he vivido sola y he perdido el autocontrol me he dedicado a comer lo mismo hasta que me aburría y descubría otra cosa. Podía ser Nocilla a cucharadas, muslitos de cangrejo, salsa barbacoa o huevos fritos. Todo en cantidades ingentes y repetitivamente.

Me he quedado con su afición de escribir con pluma, el acto reflejo de levantar el dedo meñique cuando bebo, la adicción al café, el tic nervioso en la pierna y las malas pulgas. Esto último podría haberlo heredado
de mi abuela. Y los pies amorfos también.

También tengo tan buen oído musical como él. Sabía muchísimo solfeo pero nunca llegó a tocar ningún instrumento en serio. Le apasionaba la guitarra y con 10 años yo empecé a tocarla. Sufro algún sucedáneo del pánico escénico y la relación entre la guitarra y yo empezó a verse afectada en cuanto aparecieron los conciertos en público. Ésta y muchas otras cosas consiguieron que le cogiera cierta manía al instrumento y que hoy en día mi segunda guitarra (la primera la rompió mi hermano al viejo estilo concierto de rock) siga desafinada en algún armario de la casa. En solitario sólo la he tocado con el que fue mi profesor y con mi abuelo. Me gustaría que Ángel formara parte de esa nano-lista, pero de momento tendrá que esperar.

Él me enseñó a montar en bici con una BH verde y a amar la naturaleza. Suena a tópico decir que lo único
que ves en la televisión son los documentales de la 2, pero mientras mi abuelo estuvo vivo fue totalmente cierto. Después de comer él subía a dejar los platos de la comida y nos bajábamos los dos a sentarnos en su sofá enorme a verlo. Se podría decir que todo lo que sé acerca de los animales ha sido gracias a él y a Gerald Durrel, porque desde que él murió no he vuelto a sentarme en el sofá después de comer para ver la 2, ni ninguna otra cadena.

Escribiendo todo esto parece que todo lo que hiciera en su día con él sea una especie de tabú que ha quedado anclado en el tiempo y no pueda continuar haciéndolo con normalidad. Supongo que de alguna manera, es cierto. Excepto, por ejemplo, montar en bici.

Pese a que fue él quien me enseñó, mientras él estuvo vivo yo sólo había cogido la bici para aprender. Cuando conseguí mantenerme en equilibrio se abrió un abanico de posibilidades ante mí que mis padres cerraron de una. Les daba miedo que cogiera la bici y me fuera con ella sola. Encima, en un acto de crueldad infinito, mis padres me regalaron una bici de montaña al terminar 4º de Primaria. Su función era estar aparcada abajo y no tenermás movimiento que el que permitía un patio interior.

Al faltar mi abuelo, mis padres se "despreocuparon" en ese aspecto. A lo largo de mi vida he demostrado ser mucho más tonta que lista, pero en ese momento fui lo suficientemente astuta como para saber aprovecharme de la situación. Calmaba mi rabia y mi tristeza cogiendo la bici y yéndome por ahí. Al principio lo hacía a escondidas y mis fugas eran cortas. Poco a poco se fueron haciendo más y más largas hasta que empecé a llegar casi de noche a casa. Esto y vagar sin hablar supusieron mi primer castigo oficial.

De un plumazo me quedé sin salir a la calle con o sin bici y sin piscina. En casa aún no había llegado internet y mis únicas opciones eran leer y terminar un cuadro de petit point que se me había atragantado en invierno. Ponerse a leer sola en una habitación como una pre-adolescente marginal no parecía arreglar el asunto de "No nos hablas, no te comunicas y no expresas tus sentimientos. Parece que no quieres a tu familia", así que mientras había gente en mi casa sólo escuchaba

"Mari, ponte con el cuadro"
"Siéntate con nosotros y ponte con el cuadro"
"Blablacuadroblablacuadro"

Años más tarde descubriría que mi estado era "hasta los cojones", pero a esa edad aún hablaba muy bien y de forma correcta y sólo sabía que estaba harta. Como máximo acto de rebeldía decidí hacer punto sólo cuando estuviera sola y seguir leyendo y discutiendo con mi hermano cuando volvieran.

Una mañana mis padres y mi hermano se fueron de viaje. Sólo tenía que ocuparme de apagar la olla exprés y de hacer lo que me apeteciera. Y lo que me apeteció fue tumbarme en el sofá del salón a terminar el cuadro para lanzarlo sobre sus cabezas cuando volvieran. Estaba tan concentrada dando puntadas y viendo California Dreams que olvidé completamente a mis padres, a mi hermano y a la olla exprés.

Cerca del medio día me levanté para ir al baño y justo cuando iba a cruzar por la puerta de la cocina se escuchó BOOOOOOOOOOMMMM!!!!! y en un abrir y cerrar de ojos el suelo estaba inundado y las paredes y el techo de la cocina forrado de judías.

Cuando volvieron tuve que ahorrarme el numerito estrella en el que desde la puerta de las escaleras les lanzaba el cuadro y optar por el de drama-queen que intenta ser la víctima de la olla y no al revés.

Ojala hubiera ocurrido en la era de las cámaras digitales. Ahora mismo podría postear la foto de la cocina, mucho más divertida, mejor que la del cuadro-de-la-destrucción.


Son dos cisnes, pero han pasado a la Historia como "los patos". Hoy está colgado en el descanso de la escalera de mi casa, aunque ha pasado por varios sitios, entre ellos el escaparate de la mercería en la que lo compré. Fue mi primer cuadro de petit point grande y necesitaba que luciera en mi casa como tal, así que en ese escaparate duró un fin de semana.

Mirad qué cara de cabroncete se le quedó para el resto de los tiempos, después de implicarme directamente en la explosión:


Cuando Marduk me preguntó que cuál fue mi siguiente cuadro de petit point, después del conejito, me entró muchísima pereza preparar un post para enseñarlo. Para mí este cuadro siempre será ese verano y ese verano, pese a todo lo que pudiera ocurrir, será mi abuelo. Igual que para mucha gente hoy es la noche de San Juan, para mí hoy es su noche. Así que aunque no me guste ni escribir, ni hablar sobre él, he querido dejar esto aquí, congelado, para poder seguir hablando del resto de cuadros que vinieron después sin saltarme nada. Nada importante.

martes, 21 de junio de 2011

Hello Kitty (II)

Mañana es el cumpleaños de Paola, la hija de una amiga.

Esa amiga se casó hace casi 3 años y fue la primera, y la única, en hacerlo de todas las amigas que tengo aquí. También ha sido la primera en ser mamá y en esto sí que puedo asegurar que será la única por mucho tiempo. A menos que alguien se lleve un susto muy gordo.

Durante un tiempo creí que cuando alguna de mis amigas diera una noticia de este tipo entraría en una especie de shock emocional del que me sería imposible salir.

"Mis amigas se casan."
"Mis amigas tienen hijos."
"Moriré sola, rodeada de pequeños ponys."

Y la verdad es que, más que un shock emocional, todo aquello me resultó de lo más marciano. No sabría decir en qué momento exacto pasé de jugar a "las casitas" con un baby Feber y un marido imaginario a "¿por qué la gente está loca y se casa, como si nada?"

Gracias A Los Siete hace más de un año y medio conocí a Ángel y mi Chandler interno ha cambiado. Con esto no quiero decir que mi máxima aspiración en la vida sea casarme y tener hijos como una coneja, si no que ahora mismo la idea de compartir mi vida con otra persona no me resulta molesta e insoportable. Es lo mejor que me ha podido pasar, simplemente.

Los niños sí que me han gustado siempre. Más que los niños, los bebés. Me encanta ver carritos con bebés regordetes que duermen o se muerden el puño. Me encanta su olor. Me encanta su ropita. Podría decirse que soy una incondicional de los bebés y que con los niños soy un pelín más exigente por un par de salvedades: sus padres y que tengan más de 5 ó 6 años.

Sus padres me incomodan porque o bien son los culpables de que el niño sea idiota/insoportable o bien porque el tiempo que pasas con el peque están ahí, acechándote. Comprendo que a primera vista puedo parecer el tipo de ser humano al que no le dejarías tu hijo ni borracho, pero me resulta muy molesto tener a los padres sobrevolándote en círculo cuando lo único que quieres es pasar un rato (pequeño) haciendo y/o contando alguna monería al mini-ser.

Los niños que han tenido la suerte de tener unos padres normales de los que han heredado sus genes y han aprendido a comportarse como es debido me gustan muchísimo. La mayoría son mucho más listos que cualquier adulto, más interesantes e infinitamente más divertidos.

Por paradójico que parezca, todo esto que tanto me gusta desaparece cuando se escolarizan y empiezan a relacionarse con sus semejantes. Como si al formar parte de una mini-masa humana, pasaran a ser eso: masa. Algunos se convierten en pequeñas bestias antes que otros, pero a partir de los 6 muy pocos se salvan. Una lástima, porque no todos consiguen recuperarse después.

Paola cumplirá 2 años dentro de unas horas y pasaré a felicitarla con unas amigas. No sabía qué podía regalarle a alguien de 2 años, así que le he hecho un cuadro a punto de cruz. Supongo que a la criatura no le hará especial ilusión un cuadro, pero a mí me apetecía hacérselo. Espero que a la madre le guste más que a ella y lo ponga en su habitación, para que en un futuro pueda decidir si le gusta algo más o directamente lo tire por la ventana.

Aunque me gusta ser previsora y lo tenía acabado casi me pilla el toro. Compré el marco esta misma tarde y tengo el panamá secándose en la pared del baño.


Los colores son más bonitos secos y con luz natural. Intentaré hacerle fotos cuando ya esté enmarcado, para que me digáis qué os parece.

Tengo una revista con letras muy chulas y podría haber hecho su nombre. Pero, no sé, me parece algo más típico que ya ha podido hacerle alguien antes. Rezad para que la niña sea una fan en potencia de Hello Kitty.

Y sí, habrá más de éstas. ¡Le pese a quien le pese!